Ahora ya no sé si la próxima vez que oiga eso en un monólogo me hará gracia, o al contrario, odiaré más aún si cabe, esta anécdotilla de la vida, insight o como le quieras llamar que los humoristas gastan para ser más graciosos y conectar con el público de una forma más realista.
En fín, se supone que ahora los obreros se han puesto las pilas, aunque yo pongo la mano en el fuego a que no habemus baño antes de marzo. ¿Qué os jugáis?