Ya lo tenemos en casa, uno de los hijos de Bunbury. El encuentro ha sido emocionante, se ha producido en la cajita en la que traíamos al pequeño: primeros unos tímidos besitos y después la más absoluta indiferencia. Eso sí, al entrar a la jaula lo esperado; acoso y derribo de Bunbury al pequeñín.
Esperemos que pronto se acostumbren el uno al otro, porque ahora mismo la situación es, Bunbury triturando papel y el pequeño escondido en el tubo.
Por cierto, creo que se llamará Materazzi, en honor a sus antepasados italianos y porque es un nombre que ha surgido hoy en el trabajo y creo que le pega. Tiene la nariz pelada, quién sabe si de darse cabezazos con los demás.
Y con esto me despido, hasta otra!
DEP
ResponderEliminarEstarás siempre en nuestros corazones, como cuando Zidane te dio un cabezazo.
PD: No se puede ser tan mal hijo que no querías ni hacerle un sitio a tu padre.