Se acabaron las eternas tertulias en la mesa porque era mas cómodo estar sentado en una silla que en el sofá.
Se acabó desear tener camisetas de belcro para poder quedarse pegado al sofá porque te caías lentamente hacia abajo.
El piso gana en glamour y diseño con este nuevo equipamiento, que por supuesto no se quedará aquí cuando el último de nosotros se haya ido. Si hace falta se lo regalaremos a la parroquia.
A continuación un documento gráfico que trata de mostrar nuestro estado de ánimo con el sofá de antes y con el de ahora: Creo que sabreis distinguir cuál es cuál.


ey ey, enhorabuena por ese peaso sofá!! tiene mejor pinta ke el otro jejejeje
ResponderEliminarHabrá que probar ese sofá, tiene buena pinta. Vaya tela con la primera foto, "El Casero" pone las manos de una forma rara, rara, rara.
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